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Lavrov advierte que “una tercera guerra mundial sería nuclear y destructiva”

Las sanciones contra Rusia están comenzando a golpear su economía. Lo reconoció de forma implícita el ministro ruso de Exteriores, Serguéi Lavrov, al agitar la posibilidad de un ataque nuclear. “Occidente se ha negado a cumplir nuestras exigencias de formar una nueva arquitectura de seguridad europea”, dijo el canciller ruso al canal de televisión Al Jazeera. A continuación, advirtió que “una tercera guerra mundial sería nuclear y destructiva”.

Lavrov indicó que la invasión “tiene como objetivo desarmar a Ucrania”. “Rusia no permitirá que Ucrania obtenga armas nucleares”, insistió. Las declaraciones del jefe de la diplomacia rusa no pasaron inadvertidas, sobre todo porque submarinos nucleares rusos iniciaron ayer ejercicios en el Mar de Barents, según informó la Flota del Norte de Rusia. El Ministerio de Defensa, por su parte, confirmó que se estaban trasladando lanzadores de misiles balísticos intercontinentales a los bosques de la región de Irkutsk, en Siberia.

Esta información podría ser parte de una estrategia propagandística disuasoria hacia Estados Unidos y Europa, aunque lo cierto es que Putin apeló a una respuesta nuclear días atrás. El presidente ordenó al Ministerio de Defensa y al jefe del Estado Mayor que pusieran a las fuerzas de disuasión nuclear en “alerta máxima”, es decir, que estuvieran listas para su lanzamiento. 

Las declaraciones del jefe de la diplomacia rusa no pasaron inadvertidas, sobre todo porque submarinos nucleares rusos iniciaron ayer ejercicios en el Mar de Barents

El arsenal nuclear ruso representa la mitad de ese tipo de armamento disponible en el mundo. El régimen de Putin cuenta con 1.625 cabezas nucleares desplegadas, unas 2.870 almacenadas y otras 1.760 bajo el rótulo de “carácter estratégico”, esto es, 6.255 cabezas nucleares en total. Rusia posee además el misil hipersónico Avangard, capaz de alcanzar los 32.202 kilómetros por hora y flanquear el escudo antimisiles de Estados Unidos.

Mikhail Fridman, multimillonario ruso.

En la Casa Blanca temen que las sanciones y las represalias contra Putin pueda radicalizarlo y, en consecuencia, forzarlo a incrementar el ataque sobre Ucrania y recurrir a su arsenal nuclear. Por otro lado, el apoyo interno a la guerra comienza a resquebrajarse. Los oligarcas rusos Mikhail Fridman y Oleg Deripaska, dos de los hombres más ricos de Rusia, expresaron su rechazo a la invasión y pidieron por la paz, justo cuando las sanciones occidentales podrían frustrar sus negocios.

Fridman, dueño de LetterOne y uno de los fundadores del mayor banco privado ruso, Alfa Bank, y Deripaska, fundador de Rusal, la empresa de aluminio más grande del mundo, fueron los primeros. Luego se sumaron Alexei Mordashov, que preside el gigante metalúrgico y energético Severstal, y Oleg Tinkov, fundador del banco Tinkov. No se trata solo de una respuesta al desplome del rublo o al impacto de las sanciones, sino a la creciente impopularidad de la guerra en el propio territorio ruso. 

No se trata solo de una respuesta al desplome del rublo o al impacto de las sanciones, sino a la creciente impopularidad de la guerra en el propio territorio ruso 

De acuerdo a organizaciones locales, ya hay más de 6000 detenidos en Rusia por manifestarse en contra de la invasión a Ucrania. Oleg Smolin, diputado del Partido Comunista, fue el primero en cuestionar la guerra. Pese a que el partido fue el que propuso el reconocimiento de la independencia de las autoproclamadas repúblicas del Donbás, Smolin y otros dos legisladores comunistas criticaron el uso del poder militar y la destrucción de Ucrania. 

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